domingo, 6 de marzo de 2016

LOS CELOS

Los celos pueden definirse como un estado emocional subjetivo que se caracteriza por una sensación de frustración al creer que ya no somos correspondidos emocionalmente por las personas queridas (padres y parejas) o, al menos, no con la intensidad y frecuencia que deseamos y/o necesitamos.
Muchas son las causas que pueden disparar los celos entre los niños. Una de las más habituales es el nacimiento de un hermanito, donde el niño reclama la misma atención obtenida hasta el momento y que ahora tiene que ser compartida. De hecho, este aprendizaje tiene un cierto valor adaptativo en el que el niño va descubriendo que no es el centro del universo.
No obstante, en muchas ocasiones, la respuesta de celos es exagerada, prolongada en el tiempo y causa un gran malestar en las relaciones familiares. En este caso hay que pedir ayuda profesional.
Normalmente, la respuesta del niño, o persona que padece los celos, lleva implícita envidia y resentimiento hacia la persona intrusa que se percibe como un rival con el que se compite para conseguir un espacio afectivo.
Además, también surge una distorsión cognitiva, de creencias, acerca de los sentimientos de los otros, las consecuencias futuras y, en general, de la percepción de la realidad.
Todo esto puede desencadenar en el niño sentimientos de miedo, cuadros de ansiedad, incremento de una baja autoestima y conductas desadaptadas.
Cada niño es diferente y también su percepción acerca de la distribución de la atención y los privilegios entre hermanos.
Los niños construyen su propia realidad, igual que nosotros. Por eso, hay ocasiones en que los padres piensan que dan un trato igualitario a sus hijos y, sin embargo, alguno de ellos no lo vive así.
También puede pasar que las conductas celosas se perpetúen como una forma de obtener ciertos privilegios, ojo!
Los indicadores de celos pueden ser muy variables, desde conductas de aislamiento y frustración, conductas disruptivas y agresivas hasta regresión de logros evolutivos ya conseguidos.
ESTRATEGIAS
Lo primero para regular los celos es conocer el origen de los mismos.
Una vez identificados, es importante, consensuar una estrategia común para ayudar al niño.


Adoptar un estilo comunicativo, de igualdad de trato, en cada edad, y de afecto compartido minimiza los riesgos.
Evitar realizar comparaciones y destacar lo mejor de cada uno. Es posible que uno de los hermanos destaque más de manera natural, no olvidemos, en este caso, realzar las cualidades del otro hermano.
Tanto un ambiente demasiado exigente como demasiado tolerante puede provocar desajustes de este tipo.
 Aumentar el tiempo de actividades y juegos en familia es muy bueno para mejorar la comunicación y estrechar lazos.
Responder con tranquilidad y sin recriminaciones a los episodios celosos.
Cuando el niño se tranquilice podemos intentar razonar con él lo ocurrido y darle atención emocional. Nunca en el momento de la rabieta.
En el caso de ser el hermano mayor, recordarle sutilmente las ventajas y privilegios que esto conlleva (acostarse más tarde o hacer ciertas actividades, etc).
Por tanto, aunque un bebé adquiera mucho protagonismo y necesite mucha atención, intentemos, en la medida de lo posible, combinarla con la atención emocional hacia el hermano mayor, prestándole un tiempo para él en exclusiva o proporcionándole espacios de protagonismo.
Por último, deciros que la relación entre hermanos tiene sus propios ciclos y si el clima familiar es emocionalmente estable y equilibrado, los celos puntuales se superan y no presentan mayores problemas.
Un saludo.










No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por participar en esta página