El mutismo selectivo es un trastorno de la conducta que se inicia en la infancia y que se caracteriza por la dificultad del niño para interactuar verbalmente con determinadas personas y en determinadas situaciones. El problema surge, principalmente, cuando el niño se incorpora al colegio en la etapa de infantil, es decir, cuando el niño tiene que comunicarse verbalmente en entornos y situaciones sociales poco familiares y/o con personas poco conocidas.
Esta definición indica que estos niños tienen una buena competencia lingüística, adecuada a su edad, que manifiestan en su entorno habitual próximo, pero no en otros ambientes o con personas menos conocidas.
La característica esencial del mutismo selectivo es, por lo tanto, la inhibición persistente del habla en situaciones sociales específicas.
Muchos de los niños y niñas con mutismo selectivo presentan rasgos característicos de personalidad como timidez, retraimiento social, dependencia, perfeccionismo, etc. Estas características personales, además, suelen ayudar a consolidar el problema.
Hay ocasiones en que este trastorno remite de manera espontánea, pero si persiste durante años y no se interviene con un profesional podría dar como resultado niveles altos de sufrimiento por parte del niño e importantes problemas de adaptación al entorno.
A veces, las familias de niños con mutismo selectivo manifiestan ansiedad y preocupación excesiva, lo que hace que incremente la ansiedad y el bloqueo del niño.
Las medidas adecuadas a tomar son aquellas encaminadas a favorecer el desarrollo sociopersonal del niño y a estimular el habla en las diversas situaciones de interacción verbal con otros.