Hace unos días os hablaba de los riesgos que conlleva enseñar a leer demasiado pronto a los niños/as. Podéis volver a echarle un vistazo si queréis en el siguiente enlace: APRENDER A LEER, CUANTO ANTES MEJOR?
En él os hablaba de los procesos de adquisición de la lectura y la necesidad de haber desarrollado habilidades previas, como por ejemplo, la lateralidad. Pues bien, hoy quería profundizar sobre este tema.
Ya os he comentado en más de una ocasión que la lateralidad es el dominio o especialización por parte del cerebro de ciertas funciones y/o actividades y que se suele completar alrededor de los cinco años.
Esta función, la lateralidad, es de alta complejidad ya que es la que hace posible que nos orientemos en el espacio y en el tiempo, y por lo tanto, permite entender y manejar los códigos escritos, letras y números, característicos de nuestra cultura.
Si en el momento de aprender a escribir (si son a los 6 años, mejor que a los 5 y no antes de esta edad) el niño/a no ha desarrollado una buena lateralidad, muy posiblemente tendrá problemas en el aprendizaje de la lectoescritura, ya que sin una buena organización lateral el niño no sabe si la escritura tiene que ajustarse a un patrón de ordenamiento diestro o zurdo. No sabe si "15" "51", "ES" o "SE" representan las mismas cantidades, significan los mismos mensajes o simplemente son garabatos aleatorios. Aquí estaríamos hablando de problemas de comprensión por falta de una adecuada codificación.