EL AMIGO IMAGINARIO

Aproximadamente, uno de cada diez niños crean amigos imaginarios en algún momento de su vida. Estos pueden ser personas, objetos o animales, con los que juega, habla, discute, etc.

Estos amigos suelen ser del mismo sexo, poseen nombre propio y unas características físicas y personales muy concretas que son fruto de la imaginación del niño.

Suelen aparecer alrededor de los tres años, la edad mágica, donde se pone en marcha todo lo simbólico, tanto a nivel de inteligencia, como de lenguaje y juego y desaparecer sobre los seis, la edad de la razón.

Cumplen diferentes funciones: protegerles, cargar con las culpas, ser el amigo fiel que les hace compañía o el que les dice cómo comportarse.

Muchas familias se incomodan, desconciertan o asustan ante la presencia de un amigo imaginario, pero no hay por qué alarmarse.

El que un niño juegue con su amigo imaginario, por norma general, no es síntoma de trastorno mental, ni de estrés emocional, sino de fantasía y capacidad creativa, lo cual, en principio, es positivo.

Este fenómeno se da más habitualmente en hijos únicos, primogénitos o niños que pasan la mayoría del tiempo entre adultos. También, se ha relacionado con niños especialmente sensibles.

Una de las cosas que debemos saber es que, en casi todos los casos, no están sufriendo alucinaciones y aunque ellos insistan en que estos amigos son reales, tienen claro que son fruto de su imaginación y son capaces de distinguir perfectamente la realidad de la ficción.

¿CUÁNDO DEBEMOS PREOCUPARNOS?

El amigo imaginario debe preocuparnos cuando el niño se aísla y no se relaciona con otros niños, cuando se alarga demasiado en el tiempo o cuando la relación con este amigo es demasiado intensa o le lleva a realizar conductas de riesgo, claramente negativas o violentas. Ante lo cual, siempre hay que buscar ayuda de un profesional.

Pero, descartando estos casos patológicos, la existencia de un amigo imaginario suele ser inofensiva e incluso adaptativa.

Existen casos en los que el niño necesita un amigo imaginario que cubra una carencia afectiva a nivel de amigos o familia. Con lo cual, a través de la fantasía, por un lado nos estaría manifestando su malestar y soledad y por el otro, le serviría a él como desahogo emocional.

¿QUÉ DEBEMOS HACER COMO PADRES?

Lo mejor es ser respetuosos y permitir que desarrollen el sano ejercicio de entrar y salir en el mundo de la fantasía.

Ridiculizarlos o hacerles sentir que están mintiendo no es aconsejable. Aunque los niños sepan distinguir la realidad de la ficción, estos amigos les hacen compañía y les sirven de escape emocional. Suele ser muy decepcionante que sus padres intenten que desaparezcan y  lo único que conseguiremos será que dejen de hablar con ellos delante de nosotros, perdiendo la oportunidad de saber qué pasa con nuestros hijos de una manera natural. 

Ahora bien, tampoco es aconsejable estimular este comportamiento.

Debemos observarles y estar atentos a sus conversaciones y a las emociones que expresan con ellas. A veces, pueden estar manifestando celos hacia algún hermano o intentando llamar la atención de alguno de sus padres.

Controlar el tiempo que pasa con su amigo imaginario y asegurarse de que disfruta lo suficiente con niños reales.

Relajarse y darle la importancia justa.

Algunos estudios indican que los niños que tienen amigos imaginarios tienen más posibilidades de ser más creativos, inclinarse por la pintura, literatura, poesía u otras expresiones artísticas.

Para terminar, como orientaciones generales que os pueden ayudar, deciros como siempre que hay que facilitarles espacios de socialización, ayudarles a relacionarse con más niños, pasar tiempo de calidad con ellos, escuchar lo que nos dicen y estar siempre atentos a su estado emocional.

Os dejo enlace de artículo relacionado:
CARACTERÍSTICAS EVOLUTIVAS DE LOS 3 A LOS 6 AÑOS

Espero que os haya parecido interesante.

Un saludo.